Las pérdidas de atención al volante han aumentado considerablemente debido a una sociedad cada vez más conectada y que reclama inmediatez en todas sus comunicaciones. Pero no es la única fuente de distracciones que pueden ser determinantes a la hora de provocar situaciones de riesgo.
En general las distracciones pueden ser de tres tipos:
- Visuales cuando el conductor deja en algún momento de ver la carretera y el entorno.
- Manuales cuando el conductor altera la posición de sus manos sobre el volante.
- Cognitivas cuando la atención se distrae con cuestiones ajenas a la conducción.
Los efectos de estas pérdidas de concentración en muchas ocasiones suelen tener consecuencias mortales. Circulando a 100 km/h durante un segundo se recorren 27,8 metros. Si durante ese lapso el conductor no reacciona ante un peligro girando o frenando, esa distancia de reacción puede ser determinante para evitar un accidente grave, incrementándose en proporción aritmética esa distancia en relación con el tiempo que dure la distracción.
Algunas de las distracciones más frecuentes son el manejo de la radio, fumar mientras se conduce, prestar demasiada atención a los acompañantes del viaje, maquillarse, manejar el GPS, leer al volante, buscar algún objeto o incluso comer y beber dentro del vehículo.
Cómo evitar distracciones
Prescindir del uso del móvil durante los trayectos será lo más aconsejable. Y si es inevitable una comunicación, tendrá que ser con el sistema de manos libres. Aunque no deja de ser una distracción de tipo cognitiva que, según apunta la DGT, provoca una importante pérdida de atención al volante. Más de tres minutos hablando con el manos libres provocan que el conductor deje de percibir el 40% de las señales de tráfico, reduzca su velocidad de crucero y disminuya su velocidad de reacción ante un imprevisto.
Otra de las distracciones más frecuentes, y no menos peligrosa, es el manejo de otros dispositivos como el sistema GPS o la radio propios del vehículo. Intentar introducir un destino en el navegador ha sido el origen de numerosísimos accidentes graves. Si se distrae una mano del volante y la vista de la carretera para buscar una emisora, durante unos segundos se descuida por completo el dominio del vehículo y la vigilancia de la carretera. Realizar estos procesos antes de iniciar la marcha o parar en un sitio seguro será lo más recomendable para no crear situaciones de peligro.
Si te entra el hambre durante tu trayecto lo más recomendable es parar a descansar y a comer, lo mismo que si necesitas buscar algo en la guantera: no aproveches los atascos, ya que puedes causar la interrupción del ritmo y por lo tanto un accidente. Si viajas acompañado es importante que el ambiente sea bueno, pero evita ruidos, estridencias o conversaciones que alteren tus nervios. Si tus acompañantes son niños, enséñales desde que son bien pequeños que en el coche no se puede molestar al conductor y que los juegos deben de estar controlados para no distraer al volante.
Otro de los casos más frecuentes de distracción al volante es fumar. El acto puede parecer inofensivo en cuanto a conducción se refiere, pero el procedo se buscar el cigarro, encenderlo, tirar la ceniza y apagarlo, es el que puede provocar realmente una distracción peligrosa para nuestra salud.
Ante cualquier situación anómala o estresante durante la conducción, lo mejor es buscar un lugar apropiado y seguro para estacionar el vehículo sin peligro y solo entonces intentar solucionar el problema. Y tener siempre en cuenta que la fatiga o el sueño provocan en el conductor una creciente pérdida de atención, igualmente presente en infinidad de accidentes.