Quizás, en alguna ocasión, habéis notado que el volante se pone duro. Con la llegada de la dirección asistida manejo de los vehículo daba un salto exponencial, contando con un sistema que hacía mucho más sencilla las tareas de maniobras, de centrar el vehículo y de, en resumen, controlar las reacciones del vehículo. Pese a ello, por algún fallo, podemos encontrarnos con problemas en este sistema. Estas son las razones por las que el volante se pone duro.
Encontrar el razonamiento a este problema no es tan sencillo como elegir A o B. Si notamos que el volante se pone duro puede ser debido a diversos factores, o a un conjunto de ellos. De la misma manera, en la era moderna nos podemos encontrar con diversos tipos de direcciones, sistemas que también tienen que decir en este problema.
Tipos de dirección
En la actualidad hay unos tres tipos de dirección, aunque es cierto que en la dirección mecánica fue uno de los primeros sistemas en la era moderna. En la mayoría de casos nos encontraremos con la dirección hidráulica, con una bomba conectada al motor que le brinda una mayor suavidad; electrohidráulica, que cuenta con un motor eléctrico que se alimenta a través de la batería; y electrónica, la cual utiliza un motor eléctrico acoplado al eje de la dirección, reduciendo el esfuerzo a la hora de girar el volante.
Razones por las que el volante se pone duro
Teniendo en cuenta que cada dirección aporta unas sensaciones, podemos encontrar diversas razones por las que el volante se pone duro. En cualquier caso, nos encontramos con un problema que merece la pena analizar, pues sin la dirección asistida perdemos no solo suavidad en el aro, también la función de autocentrado del vehículo o facilidad para esquivar obstáculos.
Uno de los casos con los que más veces nos podemos encontrar es la pérdida de líquido en el circuito hidráulico. Si te has encontrado con este problema sabrás que si el circuito perdía suficiente líquido la dirección cambiaba de forma radical su forma de actuar. Otra de las averías más comunes es la avería de la bomba hidráulica. Y, en último lugar, pero no menos importante, problemas con la correa de la bomba de dirección.
De la misma manera, puede que lo anterior funcione correctamente y sigamos notando que la dirección se pone dura. En ese caso debemos revisar la presión de los neumáticos o la alineación de los neumáticos, detalles que pueden pasar factura a la dirección.