Puestos a imaginarnos situaciones imprevistas en la carretera, quizás la peor que se nos puede pasar por la cabeza es perder el control de nuestro coche por un fallo en los frenos. Existen diversas razones que pueden provocar que estos no respondan al pisar el pedal, algunas de ellas relacionadas con fallos de mantenimiento o la falta de revisión del vehículo.
Averías en los frenos y cómo prevenirlas
¿Qué puede provocar un fallo de estas características? Por ejemplo, el no disponer de amortiguadores óptimos, si las ruedas o discos están desgastados, si se conduce sin sistemas ABS o ESP de estabilización o están dañados, etc.
Por ello, es aconsejable mantener siempre en buen estado el vehículo con una revisión rutinaria y permanecer atentos ante cualquier cambio que podamos percibir durante nuestra conducción, como ruidos extraños del motor, roces, vibraciones en los frenos o cambios en la dureza del pedal.
¿Cómo usar el freno motor en casos de emergencia?
Si nos vemos en la situación de estar en una carretera bastante transitada en la que nuestro freno no responde y el acelerador está atascado, tenemos varias opciones para detener el vehículo de forma segura:
- Usar el freno de mano: de una forma sutil y lenta tirando y soltando poco a poco, el coche iría reduciendo su velocidad. Nunca usarlo de golpe, ya que perderíamos totalmente el control.
- Acudir a las rampas de frenado en caso de existir, realizando la correcta señalización de emergencia al resto de conductores.
- ¡Ojo! Nunca apagar el motor a grandes velocidades: se produciría un bloqueo en el vehículo que aumentaría las probabilidades de sufrir un choque frontal.
- La más recomendable: colocar la palanca de cambios en punto muerto para desconectar la transmisión; el motor seguirá funcionando, pero se irá reduciendo la velocidad, más aún si ejercemos presión constante sobre el pedal de freno. A continuación, iremos reduciendo poco a poco y una a una las marchas (freno motor).